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26/05/2023 vivelaplata.com.ar - Nota

El adiós al “Ruso” Bozok, uno de los mitos del fútbol de los ochenta


Hay que escribir y ayudarse entre los amigos, darse esa palmada que se dan a los grandes con la oración que lleva a los buenos a ganarse el cielo: “qué pedazo de tipo fue Claudio Bozok, el Ruso Bozok” . Se terminó este 25 de mayo la vida de un ser humano que amó el fútbol, que lo practicó profesionalmente y mucho más en forma amateur. Claudio Fabián Bozok , nacido el 22 de junio de 1964, y cuya  función en el arte de vivir terminó, a los 58 años, víctima de una neumonía. La función debe relatarse, porque es el recuerdo el que nos acompañará siempre, permitiendo atravesar estas nubes tristes de la tarde en que nos dieron la noticia del adiós y con una lluvia que nos acompaña como un llanto. Hay que ir al frente y recuperar su figura vital, caballeresca, noble, dotada de un físico privilegiado, el defensor central den 1,90 de altura y además goleador. Hablar con sus compañeros, rivales, algún entrenador, alguna figura consagrada que pasó por la Primera división y esos anónimos que saben valorarlo como ser humano, tanto como por su juego aéreo, y sus silencios fuera de un campo de juego. Empezar por su apellido, por la sangre Bozok, de origen turco, de los que recalaron en Berisso, ciudad del feliz refugio para los inmigrantes que reiniciaron sus vidas, con trabajo. El “Rusito” Bozok, en la pronunciación misma, nos lleva a la memoria de otro de sangre europea, Busczcak , de sangre polaca, su primer entrenador en el fútbol infantil, junto a Pedersoli , en los días en que nacía Saladero Fútbol Club y éste niño jugaba el primer campeonato de la historia en 1976. La fortuna de vivir un tiempo muy distinto al actual y de compartir equipo con tres compañeros que fueron elegidos por Gimnasia y Esgrima La Plata para formar la Novena: el “Flaco” Mario Agostinelli (llegó hasta Reserva), el “Flaco” Fabián Haramboure (ascendió con Cambaceres a la B), el “Sapo” Carlos Girardengo (profesional en Gimnasia y en el fútbol de Paraguay) y el propio “Ruso” Bozok. En los torneos nocturnos, como el de la Cooperadora de la Escuela 66 (aquí está a la izquierda, el primero de los parados) cuentan que le pedían el DNI, porque ya a temprana edad marcaba una diferencia por su porte físico. El Lobo no había sido campeón nunca en Divisiones Juveniles de AFA, pero aquel grupo de la 64, en Octava, le permitió entrar en el pergamino. El equipo base: Mario Agostinelli; Gustavo Salas, Luis Rodríguez, Claudio Bozok, Raúl Rodríguez; Daniel Ochoa, Jorge Cranchi, Carlos Girardengo; Gustavo Fiori, Gabriel Pedrazzi, “Colo” Di Santi . Alternaban Jorge Bellavista (arquero suplente), Julio “Perucha” De Marchi, Claudio Viola, Walter “El Corcho” Pozzemato, Fabián Molinero y Laborde . Más tarde, se incorporaron Daniel “Peque” Ferrarelli, Ariel Cuccolo y Gustavo “El Panza” López . Los pibes se dieron el gusto de entrar por el túnel en un partido de la Primera, a cancha repleta (Bozok está de pie, el segundo desde la izquierda) “Ser la primera categoría campeona de un torneo de AFA nos permitió florearnos entre las demás camadas de ex jugadores”, cuenta Luis Rodríguez , el compañero de zaga central en ese cuadrito que guiaba don Angel Mariscal . En los equipos contrarios abundaba material, River, con Dalla Libera, Gorosito y Adrián De Vicente , en River; Borghi en Argentinos; Carlos Enrique y Percudani , en Independiente, Luis Islas , en Chacarita; “Cacho” Borelli , en Platense, “El Galgo” Dezzoti en Newell’s, Dertycia  en Instituto. Carlos Girardengo , el “Sapo”, conmovido por la noticia, desde México envió unas palabras escritas, a modo de despedida del amigo, desansando la infancia donde estás “nuestra inmortalidad”, y desanda el camino compartido con Claudio, desde la camiseta tricolor de Saladero en la canchita de la escuela Basiliana, y la alegría de los 15 años siendo campeones en Gimnasia. “Uno juega como vive y eso se representó en vos en cualquier camiseta, en cualquier cancha, en un encuentro casual en el Club La Estancia, en la pizzería de la avenida Montevideo o en una cancha de la Liga Amateur Platense . Así desde el fondo, mirando todo, ayudando, siendo solidario”, definió Girardengo. Aquella vuelta olímpica, al otro año fue tristeza, porque como la Primera había caído a jugar en la B, en esta categoría los torneos de Juveniles no tenían Séptima. Fue cuando Gimnasia prestó a algunos chicos a Cambaceres, y el Ruso se enojó, viendo que la mejor opción era probar en Estudiantes, ¡siendo muy hincha de Gimnasia! Eso pasó hasta que Gimnasia volvió a recuperar a la 64″, recuerdan. “Parecía tosco, pero interiormente tenía un corazón gigante”, dice Rodríguez. En esos momentos, también supo de una prueba en Boca, que a través de su Peña organizó una prueba importante en número de chicos en la cancha de Cambaceres. Lo recuerda Carlos Micucci , que llegó de Ranchos junto a otros diez pibes. “Esa prueba fue en el 79 o 80, me probé de 2 y el que competía conmigo era un grandote, que resultó Bozok, que jugó con la azul y oro; él quedó y llegó a ir una vez a La Candela, pero según me dijo solo fue una vez”. Pasó el tiempo y el mismo Micucci, recomendado por su coterráneo José Luis “El Tata” Brown , llegó a la auxiliar de Estudiantes, con edad de Sexta. “Como una sombra, otra vez veo que el número 2 era un tal Claudio Bozok”, relata Carlitos, entre la lluvia y los truenos que se destaban este 25 de mayo, en Totoras, Santa Fe, donde trabaja de camionero. Pero hay un capitulo más donde volverán a coincidir. Cuando la 64 de Gimnasia tuvo posibilidad de competir en AFA, los pibes volvieron y Bozok no fue la excepción. Dejó Estudiates, donde había tenido de compañero de cueva al “Cabezón” Miño . Lo cierto es que se rencontró con Micucci pero esta vez para jugar, los dos juntos. “En ese momento estaban como técnicos Antonio Rosl e Higinio Restelli , quedé y a la semana vino Bozok, fuimos centrales en Cuarta división todo el año. Te imaginás que a esa altura parecía que lo estaba perseguiendo”, suelta con una sonrisa. Y remata la forma de ser del desaparecido ex compañero: “Recuerdo un partido contra Banfield, había barro y tuve un encontronazo con el 9, me quiso apurar, hasta que se metió el Ruso y se terminó todo”. Esa temporada 1983, el lungo y rubio volvió a gritar campeón como gimnasista, pero en la Reserva, en el torneo de la B. De aquel grupo, Ferrarelli lo evoca así: “En la cancha transmitía miedo, asustaba por lo grandote, pero en realidad era una persona muy noble. El Ruso tenía mucha calle y a la vez tranquilidad, sencillez para vivir”. En 1984 Claudio se tuteó con la televisión y con la red, en un torneo exclusivo de Juveniles que se tituló “Proyección 86”. A Gimnasia le tocó enfrentar a Newell’s, en el estadio de Nueva Chicago, formando así: 1 Luis Canay, 2 Ricardo Bramuglia, 3 Jorge Merlo, 4 Alejandro Millares, 5 Javier Dellepiane, 6 Claudio Bozok, 7 Rolando Mannarino, 8 Pedro Ortega, 9 Hugo Villegas, 10 Gustavo Lopéz, 11 Antonio Sánchez Astrolog . El padre del actual futbolista Felipe abrió la cuenta, y el “Ruso” anotó el segundo gol del empate, tocando suavemente. “Sapiencia de veterano para este chiquilín”, dijo el relator. El 2-0 para Gimnasia y Esgrima La Plata no durará, porque los rosarinos llegaron a la igualdad 2-2. Además, ese año fue citado por primera vez a Primera, integrando el banco, en la última fecha (42ª) ante Los Andes, el 17 de noviembre de 1984, ya con Gimnasia metido clasificado al Octogonal, ese mini torneo que devolverá al Lobo a la “A” tras cinco largos años. Claudio tenía 20 años, y esperaba su turno, detrás de dos pilares que harán historia en el fútbol: el titular Bianculli y el suplente Marchi (el secretario de Futbolistas Agremiados). De la mano de los consejos de Nito Veiga , los tiros libres de Carrió , la gambeta de “Copito” Andrada , la prestancia de Kuzemka , y los goles decisivos que llegaban por Gabriel Pedrazzi , delantero que arrancó en la categoría 64, junto a Bozok. El Gaby lo recuerda así: “Era guapo, con fuerte personalidad, y en el mano a mano era durísimo, muy buen juego aéreo. Pero tenía cierta inestabilidad, no por comportamiento, sino porque iba y venía, tal vez por vivir en Berisso, y a veces no sabía con quién venirse hasta Abasto. Cuando llegó a dirigirnos Luis Garisto estaba encantado por el juego aéreo del Ruso, lo tenía considerado por encima de Eusebio Espinola , que fue más constante y luego titular de Primera varios años. Te digo más, Garisto lo comparaba a Bozok con Carlitos Russo ”. Jorge Merlo , clase 67, compartió entrenamientos en ese Gimasia de mediados de los ochenta. “Físicamente, el Ruso era fuera de serie. Confiaba mucho en su cuerpo, y por la contextura física era muy rápido y bueno técnicamente”, apuntó el Negro. El técnico uruguayo terminó por llevarlo a una pretemporada en Uruguay, en la Hostería del Lago. “Fuimos a trabajar a la arena, y yo tuve que cargar al Rusito Bozok, y después él subía y bajaba los médanos conmigo encima, tenía lomo y era buen jugador”, sintetiza Carlos Gerardo Russo , quien se formó en River y llegó a ser albiazul tras un breve paso por Cipoletti. Al volver, el DT se decidió por darle la titular y la número 6 ante Estudiantes, en un partido amistoso por la Copa “Genaro Rucci”. Fue el viernes 20 de junio de 1986, feriado nacional, a solo veintiséis días de la final que Argentina le ganó a Alemania, 3-2, levantando la copa en el Azteca de México. En el Bosque, en tarde plomiza, “el primer chico”. El fútbol oficial estaba en receso y las dirigencias apuntaron a tener una recaudación, aunque resultó magra, ya que las instalaciones del estadio “Zerillo” se completaron apenas en un 40%. Así como el 6 tripero fue el Ruso, el 6 de Estudiantes fue otro rubio, flamante refuerzo, Enzo Trossero, quien en el 84 fue campeón intercontinental con Independiente. De los veintidós que saltaron al campo, las presencias no habituales, por el lado de Gimnasia, fueron el arquero José Luis Sosa, Claudio Bozok y Guillermo Guendulain; las “caras nuevas” en la visita, Trossero, Nannini y Gottardi (goleador repatriado, ídolo del bicampeón 1982-1983). “En esos cinco goles, que pudieron haber sido diez, descansó el reflejo de un partido entretenido, abierto y jugado con el alma”, describió entonces la revista Competencia, con una foto del gol que celebra Trossero, mientras Bozok queda mirandose con el 4 Luis Rogelio Luquez . La revancha se jugó el 6 de julio, en 57 y 1, pero en lugar de Bozok, el DT decidió el ingreso de Eusebio Espinola. El Pincha volvió a ganar, 2-1, y se quedó con el trofeo. Durante las primeras fechas de la temporada 1986-87 Bozok fue al banco, en dos partidos de visitante, en las fechas 1, con Temperley, y la 3 ante Español; pero no ingresó, en tiempos donde los suplentes solo eran cinco y se permitían dos cambios. Luego, Bozok quedó al margen de todo. Una noticia publicada en un diario, a raíz de una pelea en un baile, terminó con la carrera profesional de quien prometía varias satisfacciones para el pueblo azul y blanco. El mismo Garisto decidió su exclusión del plantel. Según se cueta, el DT le preguntó por qué llegó con un golpe y Bozok le respondió con una mentira piadosa, por un accidente doméstico. Pero unos días después, salió la información en una nota que incluyó el nombre de la joven promesa del plantel gimnasista. La historia, de boca en boca, se hizo conocida en el ambiente y nunca fue desmentida por Bozok. A propósito de su temperamento, una vez un hincha (precisamente de Estudiantes) lo encontró en una calle a Bozok y a Girardengo, y les expresó en forma risueña: “¡Con ustedes recupero las Malvinas, contra todos los ingleses!”. En 1987 lo fichó Defensa y Justicia, que militaba en el Nacional B. Bozok compartió práctica y vestuario con un ex campeón de la Selección en el Mundial 1978, Julio Ricardo Villa , y a un ex ídolo del Boca campeón de 1981 que tuvo a Maradona , Hugo Alves . El “Halcón” hizo una campaña de mitad de tabla, pero Bozok no llegó a debutar. La biografía deportiva continuó en Argentino de Quilmes y en un equipo del interior, Sport, de la Liga de General Villegas. Berisso era su lugar en el mundo, y estuvo dos temporadas como conductor de Trabajadores de la Carne , en 1989 y 1990, año en que lograron ascender en la Liga Amateur. Sin embargo, el gran amor fue Estrella de Berisso , club al que llegó en 1994 por un pedido del entrenador Jorge Valdez , quien vio derramar sus propias lágrimas frente a la noticia que lo sorprendió en el Facebook. “Me enteré que estaba pateando en las canchas de fútbol 5, y picados entre amigos. Me faltaba un central y le dije ‘aunque no estés a punto, no te podés olvidar de jugar… En Estrella recuperó lo bueno que había perdido, y lo hizo por amor, no tenía otro interés que jugar a la pelota”. En ese equipo se encontró con varios jugadores de experiencia en el mundo del ascenso. El arquero Alfredo “Mono” Rodríguez , quien lo catalogó como “noble, tal como lo veías, de muy buenos principios, frontal en la cancha y en la vida, porque compartíamos barrio en Berisso. Lo admiré desde pibe, cuando te empezás a reflejar en gente que jugó en Primera y decís ‘mirá, ahí va Bozok, el de Gimnasia”. El que manejaba los tiempos de la “Cebra” era Martín Sabio , que al igual que Bozok jugaba para Estrella por una vieja promesa de verstir una camiseta tradicional de la región. El Cabezón era la manija, tal como pudo serlo alguna vez en Defensa y Justicia. “Construimos un equipo invencible, con tipos de recorrido, pero tener al Ruso jerarquizaba, nos daba más presencia. Cabeceaba en las dos áreas, pateaba tiros libres, nunca un golpe artero. Con los rivales fue muy respetuoso siempre, porque tenía una formación humana”. El título llegó en cancha de Romerense, el sábado 10 de diciembre de 1994, al cabo del segundo partido contra Verónica 0-0, accidentado, donde Estrella controló el ritmo luego del 3-0 que le propinó en la ida. Los once de aquel día: Alfredo Rodríguez; Diego Rodríguez, Bozok, Walter Dos Santos, Marcelo Vallejos; Rodolfo López, Miguel Rodríguez, Mauricio Garibaldi y Martín Sabio; Guillermo Asaff y Marcelo Govoni . Ingresaron José Benavídez y Ariel Ibarra . Sabio transmite en una anécdota la ventaja de jugar con Bozok. “Empezamos a jugar el Torneo del Interior, y los miércoles jugábamos por la Liga. El técnico Valdez decide que vayamos al banco contra Olmos, el partido se puso picante y el primer tiempo se termina, 1-1. En el entretiempo nos pone y el Ruso entró a demostrar, no había quién pudiera sostenerlo en un mano a mano, agarraba la pelota en el área nuestra y la llevaba a la otra, hizo dos goles de cabeza y ganamos 3-1”, relata como en una película. En 1995 volvió a convertir dos goles, en un partido muy especial, ya que Estrella inauguraba su actual cancha, de la calle 8 y 169. Un cabezazo de Bozok a los 17 minutos, en el arco que da al río, superó al arquero de Tricolores, Ariel Alegre , hasta que la visita reaccionó y los últimos minutos del primer tiempo fueron electrizantes, Damián Zalla y Walter Gorostieta desnivelaron en la red a los 40 y 42 minutos, y otra vez Bozok hizo gritar a los albinegros, en el minuto 45, 2-2, tal como finalizó el cotejo. El buen humor que tenía Claudio, despierta una jugosa anécdota de su amigo y DT, Jorge “El Caballo” Valdéz. “Me acuerdo que se iba solo un jugador de Tricolores, para meter el gol y éste que le chifla haciendo el mismo sonido del silbato del referí…” Telefónicamente, Valdez termina la charla sin poder creer la despedida repentina de su ex dirigido: “Hace dos o tres semanas, yo estaba en la cola de un cajero en la 30, y me tocan bocinazos… ‘Jorgeee, Jorgeee’ . Era él”, dice el actual DT de Villa Montoro. Los delanteros rivales, que temían por su fuerza, lo describieron en la hora del último adiós de distintas maneras y con los mismos honores. “Era leal, pero chocabas con él y dolía”, recordó Jorge “El Goma” Vidal . “Me acuerdo que pegaba un grito cuando tomaba carrera para el salto”, dice Daniel “El Caña” Vallejos , quien coincidió unos meses en Estrella. La costumbre de quien escribe estas líneas de reflejar los casos futbolísticos de quienes se quedaron sin tomar ese “tren” que los depositara en la fama, me llevó a preguntarle al mismo Bozok si había visto a algún jugador que lo impresionó y tenía que haber pisado alguna cancha de primera. Respondió: Walter “Pinino” Amaya , aquel número 10 (un año mayor, también surgido de las infantiles de Saladero), quien después de pasar por San Carlos y Estrella, forjará una carrera profesional en Deportivo Maipú de Mendoza. Tozudo, pero para decirle que sí a los amigos, en 1998 Bozok se puso la camiseta de Villa Lenci , donde se retiró oficialmente en torneos de la Liga. Se recuerda esta imagen donde enfrentó a varios de sus amigos de la “Cebra”, cuya hinchada coreó su apodo, “Rusooo, Rusooo”. La dirección técnica fue parte de su vida y se sintió muy a gusto con los chicos de Gimnasia, aunque no así con las Comisiones Directivas, “no sé qué piensan, parecen que son de Estudiantes”, escribió una vez en su cuenta personal de Facebook. Una anécdota de las más jocosas sucedió una tarde, en Rosario, ciudad a la que viajó con una delegación del Lobito y donde se volvió a reencontrar con aquel compañero Micucci (sí, el mismo que se lo cruzó en las pruebas de Boca y de Estudiantes y que a la tercera chance logró quedar en Gimnasia y compartir equipo). “Yo quedé libre del Lobo ese año 83 y me volví a Concepción del Uruguay. Acá, una vez, por una familia amiga, terminé viendo una jornada entre varios de los Gimnasia y Esgrima del país, el de mi pueblo Concepción, el de Santa Fe, el de Rosario, y por supuesto, el de La Plata. Cuando me acerco a preguntar quiénes estaban al frente del equipo, me dicen fulano, mengano… y Bozok. ¡No me digas que el Ruso!… Sí, sí, es aquel que está allá!”. El abrazo entre los dos fue el último, con una frase que no olvidará jamás, con ese vozarrón algo ronco de Bozok: “¡Qué hacés Micu, como andáaas!”. En el invierno de 2008 Estrella buscaba entrenador para la Primera. El presidente Carlos Crisci y el vice Gustavo Alfonso lo encontraron dentro del mismo Club, ya que Bozok estaba en coordinación del fútbol infantil. “No tenía un cuerpo técnico armado y aceptó”, dice Alfonso. Entre los ayudantes, estuvo muy bien rodeado, por su ex compañero Walter Dos Santos , el profesor Guillermo Jasauskas y un joven asistente  Hernán Bonvicini , quien en la actualidad es ayudante de Diego “El Cholo” Simeone en el Atlético de Madrid. Luciano Eslaibe , otro berissense fana de “La Cebra” desde la cuna, recuerda con nostalgia sus partidos oficiales en Estrella, teniendo al mito Bozok y una anécdota que lo hace sonreír en pleno duelo. “Cuando le conté que dirigía a los chicos, el Ruso no lo podía creer. ‘¡Decime cómo hacés para dejar afuera a un pibe!”, le tiró en tono paternalista. Años después, los dos estuvieron en esa experiencia, juntos, “y además me pidió que dirija a un equipo, donde jugaba su hijo, Iván Bozok” , cerró Eslaibe. Amigos son los amigos, como Christian Serrano , compañero de Estrella cuando inauguraron el actual campo de juego. Mientras el “Cabezón” se encuentra en Paraguay (es analista de videos del Club Estudiantes) se entera de la desaparición física del que consideró siempre un ídolo. Serrano quebró en un llanto y luego escribió este texto que elegimos transcribir tal cual lo hizo, de principio a fin. “En la segunda mitad de la década del 80, con el mundial de Mexico a flor de piel, la excusa para vernos con los pibes del barrio era el fútbol, el campito Castellano, en la cancha Los Pocitos. Ahí la pelota rodaba poco y saltaba mucho y entre tanta piedra y pozos no faltaba la patada de uno y el enojo de otro que enseguida quería arrancar a las piñas. Toda esa secuencia terminaba con el grito de otro que no estaba involucrado, que podía ser cualquiera, con un mensaje directo hacia el que se enojaba “¡Calmate, Bozok!” . En esa época, donde apenas superabamos los 10 años de edad el Ruso era un mito para nosotros, era el jugador profesional de fútbol del barrio, de todo Berisso, para ser mas reales y, además, supo cultivar su fama de bravo con aquellos que se lo ganaban en las salidas a los boliches de la ciudad. Ese mito era tan grande para nosotros que entre los pibes circulaban historias incomprobables y, posiblemente, que nunca sucedieron, pero hablar del Ruso Bozok era hablar de, casi, un súper héroe. Un día, quizás domingo, salimos del cine Victoria con un amigo, rondaríamos los 12 años, caminamos unas cuadras por la Avenida Montevideo rumbo a casa cuando vimos que por la misma vereda se acercaba el ruso, mi amigo se frenó en seco y al grito de “el ruso” me agarró del brazo y corrimos en hacia el otro lado como si hubiésemos visto al mismísimo Freddy Krueger… El tiempo pasó y el fútbol trajo a Claudio a jugar a Estrella en el año 94 y fue ahí cuando nos hicimos amigos, para mí seguía siendo un ídolo, disfrutaba mucho de entrenar y su presencia era una motivación extra…era costumbre de ese grupo ir a tomar una gaseosa (y alguno de los mas grandes otra cosa) al bar Las Vegas, que estaba en Montevideo casi esquina 8, la mesa en ese lugar se armaba alrededor del ruso, sus salidas graciosas, sus anécdotas y su filosa mirada sobre cualquier tema hacían las delicias de quienes lo acompañabamos cada día, los que mas disfrutábamos de aquello eramos Mariano De Nicola (otro gran amigo) y yo. Los viajes al federal luego del campeonato que ganamos en la liga ese año eran maravillosos, Claudio elegía sentarse siempre cerca de Mariano y mío, el micro arrancaba hacia los destinos de aquel torneo y con el arrancaban los chistes y comentarios al hueso del vikingo, la sensación a la distancia era la de no querer que el micro llegara a destino para que pudieramos disfrutar eternamente de aquel compañero espacial, son muchas las cosas que puedo escribir recordandolo pero no quiero emborronar estas líneas, las voy a guardar para comentar con Mariano, quizás la semana próxima cuando nos juntemos a cenar, estoy seguro que Claudio va a ganar esa cena, y muchas de las que vayan a seguir viniendo…. Para finalizar estas líneas en las cuales cuento quien fue Claudio Fabián Bozok para mí digo, también, que tuve la suerte de ser. su compañero de trabajo, fueron un par de años en los que me pasaba a buscar todas las mañanas para ir a la planta de SIDERAR en Ensenada, ese trabajo afianzó nuestro vínculo y fue lo que me hizo conocer mejor a su hermosa familia, su mujer Lili y a sus hijos Nadia e Iván ….Hoy, 25 de mayo de 2023, me desperté con la noticia del fallecimiento del ruso, por cuestiones laborales estoy en otro país y el primer impulso ante una noticia tan dura fue escribirle a Mariano :”Marianito, como estas?”… “Chris, falleció el ruso” fue su respuesta… No hizo falta mas, no hace falta preguntar quien es “el ruso” porque este ruso trascendió y cruzó la edad de oro de mi vida, y me tomo la licencia de decir que la de Mariano también. Cuando Gabriel Lopez, el colo, me pidió que escriba algo sobre Claudio sentí la necesidad de hacerlo, aún sabiendo que luego me voy a arrepentir porque no me gusta la exposición y menos por un motivo semejante, pero voy a encontrar la excusa de la necesidad y la catarsis por el golpe duro.. Vayan estas líneas a modo de homenaje y agradecimiento a quien en mi infancia era un mito, en mi adolescencia fue un ídolo y en la juventud se transformó en un amigo. Abrazo grande a su familia y a los amigos que supimos compartir”.Ese abrazo que queremos extender a todos sus seres queridos. Los restos son velados en la funeraria Di Lazzaro, en la calle 16, desde las 22, hasta las 11.30 de la mañana de este 26 de mayo. A medida que pasen los años, el amor del Ruso crecerá en los corazones, como lo hacen los mitos, al tiempo que la fábula deportiva del guerrero que no pegaba (a no ser que lo busquen) irá alto, cada vez más alto entre los futboleros. Adiós, Ruso, has hecho un buen papel en este teatro. Acá nos quedan las nubes tristes de una angustia que atravesó el feriado largo, con lluvia como llanto y los saludos al cielo, como lo hacen los jugadores de fútbol, irreemplazables, dignos y enormes, como vos.

#57670425   Modificada: 26/05/2023 02:15 Cotización de la nota: $22.800
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